CREDITOS

Universidad Nacional Experimental "Simón Rodriguez"
Núcleo - Araure
Director del Núcleo: Prof. Arturo Jimenez
Coordinadora Académica: Prof. Mireya Izaguirre
Facilitador: Licdo. Jaime Rodriguez

martes, 14 de septiembre de 2010

El Nuevo Orden Mundial y el Proceso de Globalizaciòn.



La globalización ha sido construida como un concepto que refiere a la discusión sobre la organización económica entre países, pero además a la organización política, social y cultural. Durante el último cuarto de siglo XX se expandió como un hecho natural al que se adaptaron gobiernos, sistemas económicos y políticos. Textos, disertantes, medios de comunicación difundieron un pensamiento social y cultural sobre la globalización que afecta a las comunicaciones en las relaciones interpersonales como a las informaciones, a las difusiones, y especialmente a las culturas en las comunicaciones masivas y a las mediadas por ordenadores.

     El término apunta a la idea que las "sociedades cohesionadas y aisladas con economías domésticas ya no se sostienen y que es necesario impulsar y sostener economías y sociedades globales". Las consecuencias de este pensamiento que se ha tornado unívoco y monista son múltiples. Una de ellas ha sido la traslación lineal a partir de la década de los 70, pero de forma acentuada en los años 90, la transformación cualitativa del capitalismo que opera y operó de manera semejante en todos los países. Otra derivación es el énfasis puesto en una relación de interdependencia con un nuevo capitalismo mas allá de los estados nacionales.
     Desde la perspectiva del análisis social las concepciones globalizacionistas se sustentan en un desarrollo ad infinitum de las burguesías, que éstas se tornaron intercontinentales, y el capitalismo es visualizado como un sistema económico que posee mecanismos in eternum que van mas allá de las personas, o de los sujetos sociales.
Aquello que se define como globalización puede caracterizarse por las siguientes características generales:
El creciente significado y dominio de la estructura financiera, que lleva a la categorización de las finanzas como forma superestructural de análisis de los fenómenos.
La importancia atribuida a la estructura del saber, del conocimiento, como un factor de producción.
La velocidad y el cambio de la noción de tiempo y espacio por el uso de las tecnologías de información y comunicación, y su transnacionalización, con el énfasis puesto en el factor conocimiento, a la vez que una dependencia de las innovaciones tecnológicas pero con monopolios en su difusión y reproducción, especialmente de los Estados Unidos.

Un ascenso del papel de las corporaciones transnacionales en conjunto con bancos transnacionales que poseen cada vez mayor injerencia en gobiernos, políticas y perspectivas de sociedades.

Conjuntamente al deterioro y desbarranque del Estado-Nación se produjo la des regulación de las economías, por lo que el poder político se ve cada vez mas atado a decisiones globales.
Una creciente intervención y papel destacado de organismos internacionales que van de las Naciones Unidas como organismo de contralor global, a organismos dependientes de los Estados Unidos, como son el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el continuo crecimiento y papel de organizaciones multilaterales.

La desvalorización del trabajo en los estados como consecuencia de diferentes formas de la circulación del capital y la adopción de los métodos flexibles en la organización del trabajo, por lo que se da una creciente desvalorización de lo que antes se denominó el movimiento obrero y la sustitución por masas de trabajadores desocupados/as; un aumento de las migraciones internacionales y la transformación de las culturas que adoptan formas homogéneas en función de la globalización comunicacional y la ostigación por el consumo.

La globalización se presentó en los inicios del siglo XXI como una teoría sustentada en la libertad del capital, en la concepción de una sociedad de clases sin clases, en que el trabajo y trabajadores/as asisten perplejos a los dictados económicos del capital al que deberán aceptar sin protestas. Al mismo tiempo se presenta una conciencia represora hacia la opinión pública internacional, por lo que se constituyó una visión y una opinión la "sociedad del sin trabajo". Ello significa que se dirime una conciencia colectiva del fracaso tanto en sujetos sociales, como en sociedades acerca del desempleo estructural, de la falta de disponibilidad y flexibilidad a que se ven sometidos/as millones de desempleados/as. Polarizándose al igual que los países las estructuras sociales de éstos, en las que se imbrican órdenes económicos, políticos y militares, produciendo elites de poder, que se asimilan a dictados cada vez más totalitarios en las políticas de sus estados.

Este panorama se presenta como crítico en los países del Tercer y Cuarto Mundo, que en vez de propender al desarrollo han aumentado la miseria en las poblaciones. Tanto en los años 80 pero especialmente en los 90 ha existido una explosión del aumento del narcotráfico internacional que está coligado al aumento de la prostitución, el tráfico de mujeres y de niños/as; de formas de esclavitud; la existencia de un mercado de órganos humanos e infantes, un panorama que se retrotrae a las épocas de la explotación primitiva. Al que se agrega, especialmente el cambio de la geopolítica y geoestratégica mundial, con énfasis en el 11 de septiembre del 2001, pero no solo a causa de éste, y con la amenaza de las doctrinas de la seguridad por combate al terrorismo que conlleva nuevamente las formas de invasión y dominio postcolonial, en amplios territorios del planeta.

A fines de la década de los noventa comenzaron las protestas por tanta ignominia con la aparición del movimiento de "resistencia global a la aplicación de las teorías de la globalización". En Seattle primero, Barcelona, Génova, Florencia posteriormente y en América Latina esencialmente en Porto Alegre, Brasil, que se constituyó en la alternativa política, económica, social de la contracultura de la globalización, sin olvidar los cambios de Argentina en diciembre del 2001. Contracultura que se basa paradójicamente en el soporte de redes efectuadas mediante la Internet sin cuya existencia no hubiese existido.

      La globalización es un proceso en construcción y conformación social, es decir que afecta a los cambios de las estructuras societales, en cambio la globalidad es la forma que van adquiriendo las sociedades. Ambos momentos están interrelacionados y constituyen una dialéctica que permite explicar el proceso globalidad/globalización como el conjunto de profundas transformaciones estructurales en la producción material, la estructura social, el sistema de dominación y el mundo sociocultural del modo de producción capitalista. Sin embargo podemos decir que trastocó los modos de producción socialista también.

      De esta forma puede comprenderse que las reacciones a la globalización son procesos globales, que no es exactamente la palabra lo que está en cuestionamiento sino los efectos de un tipo de sustento con respecto al capital, basado esencialmente en el financiero y las consecuencias en la vida de las personas por las miserabilidades reinantes por todos lados. En el que el desarrollo de las nuevas tecnologías han dado primacía a las concepciones de estrategias militares, como forma de dominio que abarcan una geografía global. En apariencia y especialmente después del año 2000 en que se produjo la caída de las inversiones tecnológicas en los ámbitos bursátiles, asistimos ya a mediados del 2003 a un ajuste de la aplicación de las tecnologías de información y comunicación no sólo en las redes económicas y sus concatenaciones de privatización de todos los sectores denominados sociales, sino en un constante espionaje, direccionalidad y disciplinamientos mundiales.

      Suelen plantearse paradojas entre una globalización rica y otra pobre, coincidiendo esta dicotomía con los paradigmas de vida ejecutados por los países ricos, a los que debieran asimilarse los pobres. Una antigua polarización que proviene de las épocas de la consolidación de la revolución industrial, el desarrollo de los estados, la aplicación de políticas económicas y especialmente los modos en que se manifestó el gran capital para producir durante todo el siglo XX una consolidación económica, política, militar y tecnológica. La situación de los países no desarrollados estuvo y está en puntos de partida diferenciados no asimilables a las ortodoxias de la globalización, como tampoco lo estuvo con respecto al progreso y a la industrialización.
      Las reacciones anti-globalización han captado las diferencias o las barreras y/o los muros de la tan divulgada y abierta globalización:

El muro del proteccionismo, consistente en la liberalización del comercio, que permite a la ciudadela rica competir por los dólares anuales subsidiados, solamente para competir y crecer entre ellos. El famoso ALCA (Asociación para el Libre Comercio) para la América Latina.

El muro a los flujos migratorios que derivó en xenofobias a lo ancho del mundo, en búsquedas de mejores condiciones de vida de personas que no pueden realizarse y/o autorealizarse en sus lugares de origen y que deriva cada vez más en políticas organizadas por el control a las inmigraciones.
Los muros de las finanzas, que engendraron formas mafiosas de reinsertar capitales, evadir normativas en países, incentivar los capitales privados y desestructurar los capitales públicos, con la consolidación de las calificadoras de riesgo y la reproducción de los negocios especulativos.

El muro de la impunidad, hacia la violencia, el hambre, las muertes, la generación de guerras y la permanente impasividad con respecto al abandono mundial de niños/niñas sin alimentación, educación, salud y posibilidades de vida.

La generación de guerras, que no comenzaron con los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, sino que son una continuidad de las políticas neocoloniales, exacerbadas hoy día por la necesidad de explotación de recursos estratégicos.

La globalización devino en el fortalecimiento del país más rico sobre la tierra, los Estados Unidos de Norteamérica. La base de ese poderío es el dólar y el Pentágono. La fuerza del Pentágono deviene del dólar que a su vez lo sustenta. Estados Unidos que posee la economía más grande del mundo que ha demostrado su poder económico y militar durante los años 90, cuando el padre del actual presidente estadounidense al bombardear Irak en 1991 denominó El Nuevo Orden Mundial, y que otros pensadores denominaron la Tercera Guerra Mundial o Guerra en el Tercer Mundo. Sobre el tema una de los más eficientes análisis es la hipótesis de Andre Gunder Frank que se basa en lo siguiente:

La prosperidad y el bienestar del pueblo norteamericano se basan principalmente en una situación internacional, así como ocurrió con Gran Bretaña en el siglo XIX. Esta prosperidad lejos de poseer un carácter excepcional se apoya en los pilares del dólar como divisa mundial que ese país imprime a voluntad y el Pentágono con sus inigualadas posibilidades militares. El tercer pilar es la ideología alimentada por las vías gubernamentales, educacionales y mediáticas. Cada uno sustenta al otro: los dólares mantienen al Pentágono, sus bases en más de ochenta países y el despliegue de sus contingentes militares. El gasto militar es la causa principal de los déficit norteamericano, el presupuesto y en el balance comercial, y a la inversa la fuerza del Pentágono contribuye a sustentar la confianza global del dólar. Sin embargo cualesquier declinación del dólar compromete la capacidad de Estados Unidos para mantener y desplegar su aparato militar. Un desastre militar debilitaría la confianza en el dólar y con ello su valor.

La depresión mundial ya se ha instalado, los Estados Unidos son por ahora los menos afectados seguidos por Canadá y Europa occidental. Ello es así debido a la situación privilegiada de la economía norteamericana que ha utilizado en su propio beneficio los infortunios del resto del mundo, gracias al privilegio de imprimir la divisa mundial con la que puede comprar la producción internacional a precios deprimidos y luego recibir los mismos dólares desde el extranjero, invertidos en valores de Wall Street y del Tesoro estadounidense. Desde mediados de los años 80 vienen cayendo los precios internacionales y los artículos de consumo y en los últimos años los industriales. En numerosos países de alta inflación en términos de monedas nacionales (países latinoamericanos y de Europa Oriental por ejemplo) y su devaluación respecto de la divisa mundial, el dólar, constituyó una deflación abaratando sus exportaciones medidas en la moneda estadounidense. De esta forma se beneficiaron los consumidores, proveedores e inversores de Estados Unidos, los utilizadores de dólares, que para los norteamericanos no posee ningún costo. El bien norteamericano coincidió con dicha expansión, especialmente en el período Clinton (1992-2000). A la vez en otros países durante los años 90 la producción cayó más de la mitad en Rusia y Europa Oriental; disminuyeron las expectativas de vida; aumentó la mortalidad infantil; la ebriedad; el crimen y el suicidio. En otros países como Argentina, significó la total destrucción económica.

La prosperidad norteamericana está basada en la deuda interna de sus empresas y los consumidores (tarjetas de crédito, hipotecas, etc.) Los Estados Unidos de Norteamérica se hallan sobreendeudados con poseedores extranjeros de títulos del Tesoro, valores de Wall Street y otros haberes.

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